Por: Dr. Enrique Chávez- León (APM AC, APAL y Universidad Anáhuac México) y Dra. Martha Ontiveros Uribe (APM, APAL e Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz).
El aislamiento en casa inició el 16 de marzo para los estudiantes universitarios y una semana después para la mayoría de la población en México. Desde entonces no ha sido posible llevar una vida normal y es posible que el regreso de esa normalidad no ocurra en algún tiempo.
Aunque los profesionales de la medicina se han adaptado y respondido a las necesidades y demandas de nuestra sociedad, ha sido inevitable que muchos de los médicos y enfermeras se vean afectados por las actividades extenuantes y estresantes que cumplen.
Un elemento más, que se suma a la sobrecarga que el personal médico tiene, es el uso de equipo de protección personal por turnos completos y por varias semanas durante la pandemia por COVID- 19.
Los efectos físicos y psicológicos del uso de este equipo de protección personal consisten en:
– Deshidratación, por la imposibilidad de consumir líquidos.
– La imposibilidad de llevar a cabo necesidades fisiológicas.
– La fatiga de portar el equipo de protección durante ocho horas, agotamiento que puede ocasionar descuido en los procedimientos de seguridad para poner y quitar el equipo de protección.
– Sentimientos de aislamiento, ansiedad y en algunos casos inclusive sensación de claustrofobia.
– Ansiedad y temor respecto a la propia seguridad y la de los seres con quien el médico convive en casa, al tener que usar equipos de protección incompletos o reusarlos.
Las medidas que se proponen para contrarrestar cada uno de los efectos negativos del uso del equipo de protección personal por tiempos prolongados son:
– Conocer cuáles son los signos de agotamiento y de deshidratación para que los miembros del equipo cuiden de sí mismos y de los demás.
– Vigilar los signos de agotamiento y deshidratación y establecer un horario en la que el equipo médico se hidrate.
– Recordar constantemente la importancia de las técnicas para poner y quitarse apropiadamente el equipo de protección personal, pensando que queremos mantener a nuestra familia sana y cooperar con los compañeros de equipo para asegurarnos que están observando el procedimiento.
Un ambiente positivo en el equipo de trabajo disminuye los síntomas de ansiedad, pero, si es indispensable, se debe permitir al médico salir del área y tomar un respiro, e inclusive se quite el equipo de protección en un área segura.
Ante el temor y la ansiedad de no contar con equipo de protección personal completo o tener que reusarlo, es necesario recibir información clara acerca de los riesgos que implica, promoviendo y reconociendo la expresión de esas emociones y a la vez conocer los esfuerzos que se están haciendo para adquirir los equipos necesarios. También es importante saber qué procedimientos se utilizan para la sanitización o descontaminación del equipo de protección que va a usarse nuevamente.
Debe preverse que el médico puede resultar afectado por efecto de la tensión, el estrés emocional y la sobre carga de trabajo. El apoyo o tratamiento por el psiquiatra y otros profesionales de la salud mental es un recurso valioso con el que se cuenta.
Referencias
Center for the Study of Traumatic Stress. https://www.cstsonline.org/covid-19/covid-19-fact-sheets-in-other-languages/spanish